Los orígenes del Jardín de Cactus se remontan a la década de los setenta, cuando César Manrique, en pleno diálogo creativo con el paisaje insular, fija su atención en el antiguo rofero de Guatiza.
La hondonada del terreno producida por la continua extracción de áridos se había convertido en un vertedero. El artista promueve que el Cabildo de Lanzarote, con el que trabaja en estrecha colaboración, adquiera el terreno, amuralle el complejo y restaure el tradicional molino que corona el recinto. Sin embargo, debido a diversas vicisitudes, será necesario esperar a los años ochenta para que se desarrolle el proyecto original de construir un nuevo Centro de Arte, Cultura y Turismo. El Jardín de Cactus se inaugura finalmente en 1990 y se convierte en la última obra espacial de César Manrique.
El Jardín de Cactus representa un magnífico ejemplo de una intervención arquitectónica integrada en el paisaje. César Manrique realiza este audaz complejo arquitectónico manteniendo el binomio inquebrantable de arte y naturaleza que se respira en todas sus intervenciones espaciales.
Se encuentra situado en la localidad de Guatiza, municipio de Teguise, en el centro de un entorno agrícola caracterizado por las extensas plantaciones de tuneras dedicadas al cultivo de cochinilla.
La elección de este entorno privilegiado, como en tantas obras de Manrique, condiciona tanto las soluciones estéticas adoptadas como los contenidos del mismo, que tienen un sentido de continuidad y de integración con el paisaje circundante. Destacan en el exterior el gran cactus metálico de la entrada y la puerta de hierro forjado como singulares elementos referenciales y emblemáticos que nos hacen presagiar el carácter majestuoso y sorprendente del interior.
- En las “palas” de las tuneras (también denominadas chumberas o nopales) se cultiva un insecto parasitario denominado “cochinilla” (coccus cacti) del cual, tras un cuidadoso proceso de manufactura, se obtiene un intenso colorante carmín. Utilizado tradicionalmente como tinte textil, en la actualidad este colorante natural es muy apreciado en la industria alimentaria y cosmética. A pesar de que en La vega de Guatiza encontramos la mayor superficie de cultivo de cochinilla de Canarias se trata de un cultivo en retroceso, debido a la competencia en el mercado de los colorantes sintéticos industriales.